Lo sepas o no, es fácil que muchos de los servicios que utilizas hoy en día en tu empresa estén alojados en la nube. Así es como trabajan buena parte de las empresas de software y contabilidad hoy en día y como también podría hacerlo la tuya a través de una cloud privada o nube privada.
¿En qué consiste la nube privada?
El cloud computing y los servicios en la nube son herramientas que puedes utilizar en tu empresa sin tener que instalarlos directamente en tu ordenador.
Para que lo entiendas mejor, piensa en un programa de facturación o de ofimática, como los del paquete Office. Hace años comprabas el programa y lo instalabas en tu ordenador. ¿Cómo accedes a ellos hoy en día? A través de internet y de la nube, que es donde está almacenado el programa, que se ofrece como un SaaS o Software as a Service. En eso consiste la nube
Una nube privada es ese mismo concepto, solo que limitando el uso o acceso a las personas de una organización. Eso hace que todos los datos e información que almacenan puedan guardarse de forma mucho más segura.
Además, mejora el desempeño general y el rendimiento del software que usa y permite un mayor control y supervisión de los datos.
Hoy en día hay empresas que se dedican a implementar este tipo de soluciones para pequeñas empresas en sus servidores. Como es fácil que ya hayas imaginado, varios de los gigantes tecnológicos ofrecen estos servicios. Es el caso de Amazon Web Services (AWS), Microsoft Azure o Google Cloud Platform.
Cómo se implementa una cloud privada
Si las ventajas de tener tu nube privada son un mayor control, seguridad y mejor funcionamiento, las desventajas empiezan por un mayor coste de implementación y la necesidad de contar con un equipo técnico dentro de la empresa.
Por fortuna, hoy en día es relativamente asequible hacerlo por tu cuenta. Una alternativa pasa por utilizar un ordenador que pueda cubrir las necesidades de la empresa y realizar la instalación del servidor y cliente FTP para su funcionamiento. De esta forma podrás crear tu propia red de almacenamiento disponible en cualquier lugar para los usuarios que tú elijas.
Esta es una solución muy segura, pero menos flexible si existen picos de trabajo y también mucho menos escalable.
La otra solución es contar con un proveedor externo de los servicios de nube privada. Esta es una fórmula mucho más flexible, escalable e incluso económica. Ahí es donde entran en juego empresas como las que acabamos de ver, que se encargan de ofrecer estos servicios a otras compañías.
La clave para elegir qué sistema implementar y con quien hacerlo empieza por tener claras cuáles son tus necesidades. En otras palabras, qué datos o programas quieres almacenar en la nube, cómo quieres hacerlo y qué servicios vas a necesitar.
Por ejemplo, puedes usar la infraestructura como servicio (IaaS), la nube privada como backup (BaaS) o ir más allá y tener un espacio de trabajo virtual (DaaS) al que acceder a través de VPS o enlaces privados.
Cada uno de estos ejemplos implica necesidades diferentes que debes tener en cuenta o que tu socio para crear tu nube privada debería ayudarte a determinar.
A partir de ahí también importante buscar una empresa externa sólida, que asegure que almacene la información de forma redundante, en varios equipos y dispositivos, que asegure el acceso a esa información de forma rápida e ininterrumpida. Y por supuesto, que cuente con los sistemas de seguridad necesarios. Estas son dos de las claves para elegir tu modelo de cloud.
Al final, una nube privada es una herramienta de trabajo muy útil para crear entornos de trabajo seguros, accesibles y fiables, siempre que la sepas aprovechar.
Imagen / Caspar Camile en Unsplash