La inflación se ha convertido en el principal enemigo de las economías de los países en estos momentos. Ninguna se libra.
Las empresas tienen que competir en un entorno marcado por la tendencia alcista de precios que no parece tener final. Las estructuras de costes se resienten, lastradas con la subida de materias primas y suministros, acompañadas con la reducción del consumo normal es estas situaciones.
¿Qué es la inflación?
La inflación es el aumento de los precios de bienes y servicios de forma generalizada en una economía durante un periodo de tiempo continuado.
No se trata de una subida de algún producto concreto, sino un incremento de precios de forma general de la mayoría de los productos.
Cuando hay inflación, con cada euro de los que disponen los ciudadanos pueden comprar menos productos y servicios que en periodos precedentes.
Supone que la moneda valga menos y que las personas pierdan poder adquisitivo, ya que mientras los precios suben sin parar, sus sueldos permanecen igual o suben pero en menor medida que la inflación.
Cómo se calcula la inflación
Para calcular el indicador de inflación se tiene en cuenta las variaciones de precios de distintos tipos de artículos utilizados de forma habitual por los ciudadanos, como alimentos o gasolina; bienes de consumo duradero, como ropa, móviles o electrodomésticos u otros servicios del día a día, como puedan ser la estética o los seguros.
La inflación se calcula como el aumento medio, en porcentaje, de los precios incluidos en esa cesta de la compra tipo. Bajo este prisma se puede comparar varios periodos y ver en qué porcentaje han subido los productos y servicios en un rango de tiempo determinado.
Indicadores y situación actual de la inflación
El Eurostat, a nivel europeo, calcula la inflación mensual de los precios de consumo en lo que se conoce técnicamente como el Índice Armonizado de Precios de Consumo (IAPC), calculado con unos 700 bienes y servicios.
El indicador más seguido es la inflación anual, que actualmente en Europa es del 8,9%. Esto significa que los productos más habituales han subido ese porcentaje en el último año. No hay que perder de vista, se considera que la inflación está controlada en caso en los que ronda el 2%.
En el caso de España, es mayor, un 10,7%. En los países del entorno más cercano, Portugal, un 9,4%, Francia un 6,8%, Alemania un 8,4% e Italia un 8,5%. La inflación más elevada la encontramos en países como Letonia, Estonia o Lituania que superan el 20%.
Medidas para combatir la inflación en tu empresa
Los países deben tomar medidas generales o sectoriales para ayudar a combatir la inflación, pero las empresas tienen que olvidarse de eso y seguir sus propias estrategias para aminorar los efectos de las subidas de precios.
La inflación afectará a las personas y las empresas de forma diferente. Influirá más o menos en función de la composición de la estructura de costes o la actividad desarrollada por la compañía.
Por ejemplo, como es lógico, aquellas empresas con alto coste energético o dependencia del transporte sufrirán un impacto mayor.
Entre las acciones y medidas que pueden llevarse a cabo destacan las siguientes:
Contratos y precios a medio y largo plazo
Los contratos que tiene formalizados tu empresa hay que cumplirlos. Pero hay que tener en cuenta que a lo mejor los firmaste en un momento de bonanza, y ahora o en un futuro te hacen trabajar por debajo del coste o que sea inviable cumplirlo.
Los contratos a medio y largo plazo, pueden haberse quedado desfasados, y lo que no hace mucho tiempo, pudiste considerar como un gran negocio, en este contexto económico podría ser una ruina.
En algunos casos, tendrás que negociar con clientes o proveedores para revisar y que los precios establecidos en el contrato reflejen el efecto de la inflación y se adapten al momento actual.
Vigila tu cadena de suministros
La subida del combustible, la electricidad o los transportes hace que la fabricación y la logística sean los eslabones más débiles de la cadena de suministro.
Controla exhaustivamente el grado de dependencia que tiene tu empresa de los distintos suministros y materias primas. Prepara planes de contingencia para evitar riesgos y posibles roturas de stock que puedan debilitar tu negocio.
Revisar modelos de negocio
Los cambios que genera la inflación en el contexto de las empresas hace que en algunos casos haya que hacer una revisión del modelo de negocio.
Es buen momento para coger de nuevo el canvas y replantear la propuesta de valor, intentando tender hacia un mayor valor añadido, en los que los consumidores le restan importancia al precio o por otro lado inclinarse por reducir el precio e incrementar cuota de mercado.
Controla los salarios de tu equipo
Tus trabajadores son consumidores. Debes cuidar de ellos, porque la inflación les golpea de lleno, ya que la subida continuada de precios hace que pierdan poder adquisitivo y riqueza.
Está claro que no todas las empresas pueden hacerlo, pero es el momento de fidelizar a tus empleados y demostrarles que son importantes para ti.
Está claro que no se puede mantener el pulso a una subida del 10%, y menos sin ir acompañada de un aumento de la productividad, pero si la estructura de costes lo puede soportar, premiarlos con una subida salarial o inclinarse por aportarles, al menos, un salario emocional puede ser importante para tus empleados.
Aumento de tipos de interés
Una de las principales medidas económicas más utilizada por los Gobiernos para combatir la inflación, en este caso el europeo o el estadounidense, es la subida de tipos de interés del dinero.
Los bancos van a trasladar estos nuevos costes financieros a los servicios bancarios que tu empresa tenga contratados. Debes revisar tus productos bancarios, especialmente aquellos vinculados a tipos de interés variable o los que tu banco decida cambiar o renegociar condiciones, como pueda ser las pólizas de crédito.
Controlar el equilibrio de cobros y pagos
El incremento de precios, hará que tengas mayor volumen económico de ingresos y gastos, por lo que deberás prestar mucha más atención a disponer el músculo financiero para afrontar pagos y que haya un equilibrio temporal de cuando se realizan los cobros.
En este sentido, debe prevenir los problemas de tesorería derivados del aumento de este volumen de importes manejado. La subida de precios hace que factures más, pero esto no implica que ganes más.
Revisar la estructura de costes
Debes reservar tiempo para revisar cada uno de los precios de productos y servicios de tu empresa. Las estructuras de costes de las empresas deben estar siempre ajustadas, pero más en estos momentos.
Analiza tus precios y costes respecto a los actuales de mercado, busca nuevos proveedores o alternativas, revisa márgenes, elimina los gastos superfluos o replantea los proyectos de inversión previstos.
Ten cuidado con tus clientes y proveedores
Hay que cuidar a todos los agentes económicos con los que te relacionas. En este caso, egoístamente, debes arrimar el hombro y cuidar de tus clientes y proveedores. ¿Por qué?
Porque se están viendo afectados por la inflación, igual que tu negocio, en un momento dado, pueden quebrar y arrastrarte con ellos. El cierre de un cliente del que dependa una gran parte de tus ingresos puede causarte graves problemas.
Presta atención a todas las formas de pago
La inflación percibida no suele coincidir con la cifras de inflación real. Esto es así, por ejemplo, porque, sin querer se presta más atención a cómo han subido los precios de lo que se paga en efectivo que de los productos o servicios más ocasionales que se pagan mediante domiciliación en cuenta.
Las empresas no deben fiarse de la inflación percibida. Se debe hacer una análisis pormenorizado de toda la estructura de costes independientemente de la sensación que se tenga
Revisa y diversifica las inversiones
En épocas como esta no debes descuidar tus inversiones. Por supuesto que, en periodos inflacionistas, el dinero en tu cuenta pierde valor por momentos.
Si ya tienes inversiones realizadas, revisa los valores refugio utilizados, utiliza la diversificación para reducir riesgos y busca sectores en los que invertir que se vean beneficiado en un contexto económico como el actual.
Aplica digitalización y tecnología
La mejora de la eficiencia o la productividad es una buena forma de luchar contra la inflación.
Realizar la automatización de procesos a través de la tecnología o la digitalización o simplificar algunos de aspectos de negocio repercutirá también en la estructura de costes o la mejora del producto o servicio.
Mejora tu periodo medio de cobro
Existe un ratio que debe vigilar especialmente en épocas de alta inflación. Debes tratar de reducir los plazos de cobro.
Para esto, mejora los procesos de facturación, y asegúrate que el periodo medio de cobro de clientes sea inferior al periodo medio de pago a proveedores.
A lo mejor no solo te basta con optimizar la facturación, emitiendo en fecha las facturas, sino debes aplicar medidas de descuento por pronto pago o determinados volúmenes.
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