En el momento socioeconómico en el que vivimos, se está generando el caldo de cultivo ideal para que la morosidad sea un problema para las empresas.
La inflación disparada, los costes de los suministros como la luz o el carburante, la carestía de las materias primas, los problemas de la banca o los conflictos militares y comerciales entre países, son solo algunos ejemplos que complican la situación de las empresas hasta el punto de generar impagos y arrastrar de la mano a proveedores o clientes.
Para las pequeñas empresas como tú, los aspectos relacionados con la morosidad tienen que ver sobre todo cuando alguien al que le has prestado un servicio o vendido un producto e incumple cualquier pago.
¿Qué es la morosidad?
La morosidad se refiere al retraso o incumplimiento en el pago de una deuda por parte de tus clientes. Este problema puede tener graves consecuencias para tu empresa, ya que dependes del flujo de caja y la liquidez para pagar los gastos del día a día de la empresa.
Cuando un cliente no te paga a tiempo, te enfrentas a una falta de ingresos que puede afectar tu capacidad para cumplir con tus propios compromisos, como pueda ser el pago a proveedores, empleados, la devolución de préstamos bancarios, el pago de tributos a Hacienda o de cotizaciones a la Seguridad Social.
La morosidad va a suponer un problema económico y de funcionamiento importante para tu empresa, que puede afectar negativamente tu rentabilidad, competitividad y crecimiento. En este sentido, es esencial que conozcas las causas y consecuencias de la morosidad, así como las posibles soluciones y estrategias para prevenir y gestionar este problema en tu empresa.
¿Qué dice la normativa española sobre la morosidad en las Pymes?
En España, existe una normativa específica para combatir la morosidad en las relaciones comerciales entre empresas. La Ley 3/2004, de 29 de diciembre, por la que se establecen medidas de lucha contra la morosidad en las operaciones comerciales, es la principal normativa que regula esta materia.
Esta ley establece, entre otras cuestiones, plazos de pago obligatorios y máximos, que varían en función de si el cliente es una empresa pública o privada. En concreto, se establece que el plazo máximo de pago para empresas públicas es de 30 días, mientras que para empresas privadas es de 60 días, salvo que se haya acordado otro plazo entre las partes.
Además, la Ley establece que, en caso de superar el plazo de pago establecido, el acreedor tiene derecho a reclamar un interés de demora igual al tipo de interés aplicado por el Banco Central Europeo a su operación de refinanciación más un 8%.
En caso de que la deuda no se haya pagado en el plazo de 60 días (para empresas privadas) o 30 días (para empresas públicas), el acreedor puede reclamar una indemnización por los costes de cobro en los que haya incurrido, siempre y cuando estos sean necesarios y proporcionados.
Es importante destacar que, en virtud de esta ley, las partes no pueden acordar plazos de pago superiores a los establecidos por la normativa, por lo que cualquier cláusula que establezca un plazo mayor se considerará nula.
¿Cuál es el impacto de la morosidad en las Pyme?
El impacto de la morosidad en la pyme puede ser muy negativo, por lo que tu empresa se puede enfrentar a consecuencias como:
- Problemas de liquidez y no disponer del dinero necesario para afrontar los pagos en el corto plazo.
- Retrasos en el pago de facturas a proveedores, lo que puede afectar la disponibilidad de materias primas y otros recursos esenciales para la producción de tus bienes o servicios.
- Daños a la imagen y reputación que pueden percibir a la empresa como poco fiable o poco solvente.
- Pérdida de clientes, aunque a veces perder clientes tóxicos o malos pagadores no está del todo mal.
- Dificultades para acceder a financiación, ya que los bancos y otras entidades financieras pueden considerar a la empresa como un riesgo.
- Problemas para cumplir con los pagos a tus empleados, lo que puede generar un ambiente laboral tenso y desmotivador.
- Pérdida de confianza y credibilidad en el mercado, lo que puede tener un impacto negativo en tu capacidad para atraer y retener clientes.
- Problemas en tus relaciones con los proveedores y empleados, lo que puede afectar su disposición a trabajar contigo en el futuro.
¿Por qué se produce la morosidad?
La morosidad puede tener diversas causas, que van desde problemas financieros del cliente hasta errores en la gestión de la empresa. En cualquier caso, como propietario de una empresa es fundamental conocer las causas de la morosidad con el fin de establecer medidas preventivas y de gestión adecuadas. A continuación, se presentan las principales causas de la morosidad:
- Problemas financieros del cliente: La falta de liquidez o la insolvencia del cliente pueden ser una de las causas más comunes de la morosidad. En ocasiones, los clientes retrasan el pago de las facturas para hacer frente a otros pagos que consideran más prioritarios.
- Falta de planificación y estrategia adecuada en la gestión de cobros. Por esto, es importante contar con un plan de cobros bien definido que permita realizar un seguimiento adecuado de las facturas pendientes de pago y establecer medidas de prevención y gestión de la morosidad.
- Errores en la facturación que pueden provocar que los clientes no realicen los pagos correspondientes en el plazo acordado. Es fundamental revisar detalladamente las facturas antes de enviarlas a los clientes para evitar posibles errores.
- Falta de comunicación con el cliente que pueden provocar malentendidos y retrasos en los pagos. Es importante establecer una comunicación fluida con los clientes para resolver cualquier duda o problema que pueda surgir en relación con el pago de las facturas.
- Falta de garantías en el pago: En algunos casos, los clientes pueden solicitar plazos de pago más amplios o pedir aplazamientos sin ofrecer garantías de pago. En estos casos, es fundamental evaluar cuidadosamente la solvencia del cliente antes de aceptar estas condiciones.
El importante efecto sobre la liquidez y el flujo de caja
La morosidad puede afectar seriamente la liquidez y el flujo de caja de tu pyme, pudiendo arrastrar al abismo un cúmulo de malos clientes.
Si tus clientes no te pagan a tiempo, tendrás menos efectivo disponible para pagar a tus proveedores, empleados y otros gastos de operación. En otras palabras, la falta de ingresos puede generar una situación de estrés financiero en tu empresa, que puede comprometer su estabilidad y viabilidad a largo plazo.
Es importante que entiendas la diferencia entre liquidez y flujo de caja. La liquidez se refiere a la capacidad de tu empresa para convertir sus activos en efectivo a corto plazo, es decir, en el momento en que lo necesites. El flujo de caja, por su parte, se refiere a la cantidad de efectivo que entra y sale de tu empresa en un periodo de tiempo determinado, por ejemplo, un mes o un trimestre.
La morosidad puede afectar tanto la liquidez como el flujo de caja de tu empresa. Si tienes muchos clientes que te deben dinero, puede que no tengas suficiente efectivo disponible para pagar a tus proveedores y otros gastos de operación. Esto puede generar problemas de liquidez, ya que no podrás cumplir con tus obligaciones financieras a corto plazo.
Es esencial que tomes medidas para prevenir y gestionar la morosidad en tu empresa, como establecer políticas claras de pago y crédito, contar con un plan de gestión de deudas efectivo y tener herramientas y procesos eficientes para el seguimiento y recuperación de deudas pendientes. De esta manera, podrás mantener un flujo de caja saludable y una buena situación de liquidez en tu empresa, que te permita cumplir con tus compromisos financieros y operativos de manera oportuna.
El tiempo y coste de recuperar las deudas pendientes
La morosidad puede tener un gran impacto en el tiempo y costo que necesitas para recuperar las deudas pendientes. Si tienes clientes que no te pagan a tiempo, es posible que debas dedicar tiempo y recursos valiosos para perseguir el pago de estas deudas. Esto puede incluir:
- Realizar llamadas telefónicas y enviar correos electrónicos de seguimiento a los clientes morosos.
- Preparar y enviar cartas de recordatorio y avisos de pago.
- Contratar a un abogado para llevar a cabo acciones legales contra los clientes que no pagan.
- Realizar acciones de recuperación de deudas, como embargos y juicios.
- Cobrar intereses y otros cargos adicionales por morosidad.
- Estas acciones pueden requerir tiempo y recursos considerables, lo que puede tener un impacto negativo en la productividad y rentabilidad de tu empresa. Además, el tiempo que dediques a la recuperación de deudas pendientes puede reducir tu capacidad para realizar otras actividades importantes en tu empresa.
¿Cómo prevenir y gestionar la morosidad en la pyme?
Presentación de las mejores prácticas para prevenir y gestionar la morosidad en la pyme, incluyendo:
- Establecer políticas de crédito y cobro claras y comunicarlas a los clientes.
- Realizar un seguimiento riguroso de los plazos de pago y tener un sistema de recordatorio de pagos pendientes.
- Ofrecer alternativas de pago y acuerdos de pago escalonados para evitar la acumulación de deudas.
- Asesoramiento profesional para elaborar una estrategia de prevención y gestión de la morosidad.
Aunque está claro que tener clientes es algo fundamental y por lo que tienes que pelear día a día, si estos clientes no se materializan en cobros puede ser que la morosidad pueda se el primer paso del fin de tu empresa.
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